miércoles, 1 de julio de 2009

REFLEXIONES EN TORNO A LA HUELGA INDEFINIDA

Respecto a la huelga convocada en nuestro sector por los sindicatos profesionales e independientes (que da comienzo con este mes de julio), desde la Plataforma Yes, We Can!, queremos hacer públicas algunas consideraciones.
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Una de las pocas cosas que, en todo el proceso puesto en marcha para la consecución de un CONVENIO decente para todo el colectivo, ha quedado meridianamente clara, ha sido que sin la unión de todos los implicados, ¡nada es posible! Si bien al inicio de las movilizaciones, allá por el mes de febrero del presente año, la disposición generalizada apuntaba hacia la esperanza, el devenir de los acontecimientos ha acabado por diluir esas expectativas.
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No podemos obviar que la implicación de los sindicatos mayoritarios (que son los que, simplemente por logística, disponen de los medios más eficaces para alcanzar una más amplia movilización de todo el sector) no ha sido la esperada. La planificación deficiente con la que han afrontado todo el proceso reivindicativo, ha acabado mermando considerablemente nuestra capacidad de negociación frente a la patronal. No cabe duda de que todas las ilusiones creadas han terminado por esfumarse y de que aquel impulso inicial ha sido desaprovechado por la falta de propuestas convenientemente consensuadas y por la insuficiente información de la que han hecho gala. Esa falta de liderazgo a la hora de reivindicar lo que es justo, ha dejado la iniciativa en manos de los empresarios.
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Si a la patronal le interesa posponer el logro de cualquier tipo de acuerdo, no es admisible que los sindicatos de la mesa negociadora también se aferren a la misma estrategia: dejar pasar el tiempo a la espera de la sentencia del Tribunal Supremo sobre las horas extras. Si las movilizaciones y manifestaciones que se llevaron a cabo tuvieron cierto éxito, no es comprensible que se hayan paralizado. Nos parece injustificable el cese de las acciones emprendidas. Es por ello, que tal como están discurriendo los acontecimientos, las luchas internas deben desterrarse definitivamente. La unidad de acción debe imperar por encima de cualquier interés partidario.

Como reza el título del filme —dirigido por Sergio Leone en 1968— Hasta que llegó su hora (C’era una volta il west), las circunstancias acaban por imponerle a todo el mundo un punto de inflexión, después del cual, las cosas jamás vuelven a ser como fueron. Para nuestros representantes legales, ese momento ya ha llegado. Tal vez una huelga indefinida sea la última medida de presión que se deba adoptar, pero siempre será mejor que no tomar ninguna.

Si en todas las demás ocasiones en las que las grandes centrales sindicales convocaron a todo el colectivo para que secundase todas sus iniciativas y, como ya quedó demostrado, desde las asociaciones más humildes hasta los sindicatos profesionales con más tradición (y plenamente asentados en muchos de los Comités de Empresa oficialmente constituidos), todos las apoyaron sin miramientos de ninguna clase —contribuyendo a que finalmente se adhiriesen multitud de trabajadores de entre sus afiliados o simpatizantes—; sería tremendamente injusto que por el hecho de que en esta ocasión no hayan sido aquéllas las protagonistas de esta última iniciativa, permanecieran al margen dejando desamparados a éstos.
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Por todo ello, animamos a todas las organizaciones sindicales que no se hayan sumado a esta última propuesta, a que lo hagan definitivamente o a que propongan alternativas serias e igualmente contundentes. Ahora no es el momento de mirar para otro lado. El tiempo de espera ha finalizado.